jueves, 5 de junio de 2014

En la actualidad sabemos que tenemos una imagen de la moda heredada de las culturas americanas, esto se puede observar con tan solo ver las chaquetas de Fútbol Americano que ahora tanto se llevan

 

Pero no todo siempre fue así, por ello os mostraremos como ha evolucionado la indumentaria de las personas con el paso de los años.


La Prehistoria

En la prehistoria la gente, iba vestida con pieles de animales que cazaban con sus lanzas hechas a mano. La piel, la lavaban, la cortaban y se la ponían para no pasar frío. Los "Picapiedras", son una imitación de los verdaderos prehistóricos. Principalmente la ropa no era así, era mucho más sucia y además, no llevaba ningún detalle de ese tipo. La ropa que llevaban era parecida a una manta que se echaban por encima, nada de corbatas ni bonitos vestidos.
Los hombres y las mujeres qué vivieron durante el periodo Paleolítico, cubrían el cuerpo con pieles a manera de taparrabos, que sujetaban con tiras de cuero crudo; se adornaban con collares hechos con las uñas y los dientes de los animales que cazaban para su sustento, así como también de caracolillos, que enhebraban en finas tiras de cuero.












La Edad Antigua

En este apartado tan solo hablaremos de las vestimentas de las culturas clásicas. Ya sean romanas o griegas.
El traje en la antigua Roma constaba de dos tipos de piezas como el griego, llamadas indutus (las interiores) y amictus (las exteriores).
En los primeros tiempos, se reducían las prendas a la túnica, semejante al quitón de los griegos y a la toga propia y exclusiva de los ciudadanos romanos que por ello, se llamaban gens togata, mientras ellos decían de los griegos gens paliata. A veces, llevaban otra túnica interior, denominada subúcula, equivalente a nuestra camisa, y la superior solía ceñirse con un cinturón llamado cinctus, cerrado con broche. La toga era una amplia vestidura de lana, de corte elíptico, cerrada por abajo y abierta por arriba hasta la cintura. Al llevarla, se recogía por los pliegues del lado derecho y se echaban terciados hacia el hombro izquierdo.

La Edad Media

La modestia y el pudor de los cristianos por una parte, la invasión de los bárbaros después y la influencia del imperio bizantino en seguida determinaron el cambio del traje en Occidente desde los primeros siglos de la Edad Media de siguiendo por entonces con el fondo romano. Cesó por completo el uso de la toga ya casi olvidada (salvo para algunos actos oficiales) después de el siglo de Augusto. Se usaron más las bragas (especie de pantalones) tomándolas de los bárbaros. Se adoptaron asimismo las calzas, a menudo confundidas con las bragas pero que se diferenciaban de éstas en ser como nuestras medias pero de paño o de cuero y por lo general muy elevadas y de variados tamaños. Las túnicas siguieron usándose cortas sobre las bragas o calzas pero con mangas. En cambio, las capas o mantos eran más amplios en uno u otro sexo y las mujeres las llevaban sobre túnicas talares. Se usaban también las clámides como en la época romana.

La Edad Moderna

Aquí lo dividiremos en siglos para una mejor percepción.

Siglo XVII

En esta época domina la moda francesa tanto en hombres como en mujeres, ellos utilizaban, calzones cortos con medias de seda, chupa y casaca que, a mediados del siglo es mas reducida y con pliegues laterales hacia atrás y mangas estrechas. A la caída de la dinastía francesa vuelve el traje a la simplificación y se llevan calzones ajustados hasta media pierna, chaleco, corbata y casaca de largo faldones con cuello alto y vuelo. Pelucas empolvadas y rematadas por un lazo. Sombreros de tres o dos picos. Después de la revolución se deja el cabello largo y liso, sombreros de copa alta cónica o en tubo, con alas cortas y mas tarde zapatos con tacón de color al que se añaden lazos o hebillas y botas altas con vueltas. La mujer viste con paniers o verdugados anchos y aplastados en los dos frentes, corpiño acorsetado y escote con gasas o encajes. Polonesas, batas con cuello de encaje y manga larga. En el traje francés, corpiño puntiagudo mangas abolladas, faldas rectas y abiertas, luego son drapeadas con polizón y larga cola. Cuello doblado mangas tirantes hasta el codo, con chorreras. Con la revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras clásicas. Talle alto, chaquetilla corta con manga larga; falda con pliegues y grandes escotes. Chales y guantes largos. Peinado hacia atrás con rizados que luego se hacen mas altos y voluminosos con tirabuzones, lazadas y plumas. Bonetes y sombreros de alas anchas. Zapatos con tacón alto y punta estrecha, y luego de algún tiempo se pasaron a los bajos.

Siglo XVIII

En el siglo XVIII se destacan como prendas masculinas las casacas francesas y las chupas, las chaquetillas, los calzones pitillos hasta la rodilla, las corbatas en vez de las golillas, las pelucas y los grandes sombreros. Mientras tanto, en las vestiduras femeninas continúa el mismo estilo que en el siglo anterior y se adopta el uso de las mantillas para la cabeza, llevaban también vestidos largos, grandes sombreros y demás.En España si bien apenas fue admitido por las damas formales hasta la época de Fernando VII.

Siglo XIX

Del siglo XIX son propios el frac, la levita y el pantalón, para los caballeros, además de otras prendas, hoy en uso y la mantilla de seda para las señoras españolas las cuales moderaron en dicho siglo el fausto y la fanfarronería de las demás prendas del vestido de los precedentes.

La Edad Actual

Este apartado tan solo contendrá el siglo XX

Siglo XX

Nos referimos a 1860, el vestido vuelve a destacar las formas del cuerpo femenino, manteniendo los faldones. Este estilo predominó hasta principios del siglo XX. Desde este momento fue la mujer la que impuso su gusto, dejando de lado la influencia de las élites sociales que habían mandado, en lo que a moda se refería.
Los cambios, fueron acompañados por la industrialización y el sentido práctico de la moda.
El talle de los vestidos, cayó hasta las caderas, la falda se acortó por primera vez hasta la rodilla, los cabellos largos atados en complejos moños son cortados al estilo "garçón", corto como lo usan los varones.
La mujer se había liberado de los incómodos vestidos que deformaban su cuerpo con ajustados accesorios. A pesar que los modistas, por la década del treinta, alargaron nuevamente la falda y el talle volvió a la cintura, fue el traje sastre el que imperó en esa época. Confeccionado en lana y diseñado con un gran sentido práctico, nunca más la mujer volvió a sentirse prisionera de la ropa usada hasta ese entonces.